Odio los finales tanto como me apasionan los comienzos. No soporto decir adiós y siempre te lo cambio por un "nos vemos pronto" que nadie puede prometer. Las promesas dejaron de ser lo mío cuando me las rompieron todas sin previo aviso. Y cometer errores siempre ha sido mi pasatiempo favorito. No sé abandonar y siempre me marcho a destiempo. Cuando no hay solución y estoy empapada de miedos. Nunca he sabido rehacer el camino y sigo construyendo momentos que me regalan vida, Y ya solo espero que me sorprendas.
No voy a hacer balance de un 2015 que me ha dado y quitado todo. Ni quiero propósitos nuevos que nunca llegaré a cumplir.
Pero si quiero sumar. Sumar y seguir un camino que se siembra a diario. Sumar secretos y gritar con la mirada. Como se dicen las cosas que nunca te dije.
Termino de escribir la última página de un año plagado de historias y aventuras. Y solo me queda dar las GRACIAS. En mayúsculas. A todos los que me habéis regalado un poco de vida. Que os habéis enganchado a mi sonrisa y me habéis hecho bailar con ella. A los que habéis llorado conmigo y me habéis enseñado a decirlo todo con un abrazo. Y es que últimamente solo me encuentro en casa cuando me abrazan. Y mi hogar son vuestros brazos cuando compartimos cervezas. Conversaciones profundas a las 5 de la mañana. O cuando siento que soy parte de algo muy grande y me hacéis sentir tan pequeña...
A todos los que habéis sumado momentos conmigo este año. No quiero dejar de hacerlo.
Feliz 2016. Sonreír, cumplir sueños, arriesgar y no olvidéis regresar a aquel lugar inalterado que siempre te espera con una sonrisa y los brazos abiertos.
Y a tí, que nunca vas a leer esto. Gracias, por devolverme algo que creía perdido y asegurarte que nadie va a saber hacerlo mejor que nosotros.
Hasta pronto, hasta siempre. Hasta que alguno de los dos sea valiente.
jueves, 31 de diciembre de 2015
domingo, 27 de diciembre de 2015
NAvidaD
En fechas como éstas, más que nunca, creo en la vida.
La que me ha ido trayendo personas, llevando a lugares y regalando ratitos.
Lágrimas contenidas.
Temas a evitar.
Abrazos que llegan en el mejor momento.
Personas que no están.
Porque navidad sin vida es casi ná.
Y sin tí, pa' que te voy a contar.
La que me ha ido trayendo personas, llevando a lugares y regalando ratitos.
Lágrimas contenidas.
Temas a evitar.
Abrazos que llegan en el mejor momento.
Personas que no están.
Porque navidad sin vida es casi ná.
Y sin tí, pa' que te voy a contar.
lunes, 7 de diciembre de 2015
Inefable.
No te vayas.
No me olvides.
No te alejes de mí ni siquiera cuando enfadada te lo pida a gritos.
No me abandones.
No me sueltes. Aún no.
No es la hora y ya pretendes abandonar. El árbitro ni siquiera ha llegado y tu ya das por perdido el partido. La liga. Y la copa.
Quédate. Que te he preparado una lista de esas interminables. De planes por hacer. De películas. De series. De capítulos. De desayunos. Almuerzos y cenas de magrugada. De sueños por cumplir. De las copas que me bebería contigo y de tí. De la borrachera de una noche en primavera solo con el olor de tu perfume en mi ropa. Y eso que tú nunca fuiste de usar muchos.
No te marches todavía. No. Porque podría darte mil razones y sin embargo ninguna te haría quedarte para siempre. Solo hasta que pase la tormenta. Y el vendaval. Porque no es el momento. No nuestro momento.
Que nos faltan enfados de cinco minutos y reconciliaciones de semanas. De construir amaneceres y romper alguna que otra cama. Que eras mi ca(l)ma favorita y el peor de mis remedios. Que nuestra libreta sigue sumando imposibles y yo te los cambiaría todos por paseos por el Retiro y cañas en La Latina.
Y la distancia es un número. Al igual que la edad. Y si unos se quieren con 10 años de diferencia yo te quiero desde aquí. A un centímetro y a 2000. En el país vecino o desde aquel donde nunca sale el sol pero te podría asegurar amaneceres de ensueño. En tu cama. En la mía. O en cualquier lugar que podamos hacer nuestro. Y mío. Muy mío. Para poder compartirlo contigo.
Y mañana no lo se. Pero hoy, juntos hacemos primavera.
No me olvides.
No te alejes de mí ni siquiera cuando enfadada te lo pida a gritos.
No me abandones.
No me sueltes. Aún no.
No es la hora y ya pretendes abandonar. El árbitro ni siquiera ha llegado y tu ya das por perdido el partido. La liga. Y la copa.
Quédate. Que te he preparado una lista de esas interminables. De planes por hacer. De películas. De series. De capítulos. De desayunos. Almuerzos y cenas de magrugada. De sueños por cumplir. De las copas que me bebería contigo y de tí. De la borrachera de una noche en primavera solo con el olor de tu perfume en mi ropa. Y eso que tú nunca fuiste de usar muchos.
No te marches todavía. No. Porque podría darte mil razones y sin embargo ninguna te haría quedarte para siempre. Solo hasta que pase la tormenta. Y el vendaval. Porque no es el momento. No nuestro momento.
Que nos faltan enfados de cinco minutos y reconciliaciones de semanas. De construir amaneceres y romper alguna que otra cama. Que eras mi ca(l)ma favorita y el peor de mis remedios. Que nuestra libreta sigue sumando imposibles y yo te los cambiaría todos por paseos por el Retiro y cañas en La Latina.
Y la distancia es un número. Al igual que la edad. Y si unos se quieren con 10 años de diferencia yo te quiero desde aquí. A un centímetro y a 2000. En el país vecino o desde aquel donde nunca sale el sol pero te podría asegurar amaneceres de ensueño. En tu cama. En la mía. O en cualquier lugar que podamos hacer nuestro. Y mío. Muy mío. Para poder compartirlo contigo.
Y mañana no lo se. Pero hoy, juntos hacemos primavera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)