Nunca me han partido el corazón y aún así puedo decirlo:
El amor es una mierda.
Toda la vida pensando que es el culmen de la felicidad,
encontrar a una persona para pasar el resto de tu vida a su lado.
Hasta que la encuentras.
Y eres súper feliz.
Y se lo cuentas al mundo.
Y el mundo te da su bendición.
Y todo es súper bonito.
Y medio mundo empieza a planear tu vida.
Pero tu decides que ya no es tan bonito.
Que ya no eres súper feliz.
Y dejas un corazón roto. Bueno, unos cuantos.
El suyo y los de la mitad del mundo que creía que era el amor de tu vida.
Y te sientes la peor persona de la Tierra.
Y no eres capaz de mirar a la cara ni al medio mundo ni a nadie.
Y de repente, algo de luz, una persona.
Mierda tío, no es el momento.
Y me encanta, pero no. No puedo.
Voy a hacer mucho daño. No se lo merecen.
La pregunta es: ¿Me lo merezco yo?
Y todo esto, sin decir nada, sólo lo que unos minutos a 1800km de distancia me han dejado adivinar en tu voz.
Qué injusto.
El amor es una mierda.
Es muy puto cuando lo sufres desde dentro,
pero jode igual cuando lo vives desde fuera.
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