Com-partiendo

Ella es una de esas almas. 

Tuve la suerte de verla nacer, de crecer con ella, y de haberla visto reir y llorar. 
De darme cuenta de que cada vez íbamos teniendo más cosas en común. 
De intercambiar libros, risas. canciones, malos momentos y buenas películas.

Si algo he aprendido en estos últimos años, es que de nada nos vale tener mucho si no lo compartimos. Esto no es mucho, es más bien nada. 

Mi nada, que ahora pasa a ser nuestra nada.

Sin más preámbulos, esto es ya tan tuyo como mío.


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Aida

El tiempo pasará

Un beso de tu primo pequeño.

Un cafelito rápido con las amigas que se alarga hasta el infinito.

Una visita mientras estás estudiando en la biblioteca, o cualquiera de las otras mil cosas que nos ocurren a diario y pasan inadvertidas entre tanta rutina.

Esas son las cosas que se quedarán con nosotros para siempre, las que recordaremos con el paso de los años.

Una pena que no sepamos disfrutarlas en nuestro día a día.

Por mí y por todos mis compañeros

Pues sí, de eso voy yo. Y algunos de vosotros, también. Es un mal de muchos creo, pero no vale con el consuelo de tontos.

Cobardes, miedosos, pusilánimes, achantados, gallinas, cagones o caguetas, como prefiráis.

Todos llegan a lo mismo. No a lo que somos, pero sí a lo que hacemos, o más bien a lo que no hacemos.

¿Por qué arriesgarnos? Si estamos bien o como estamos... o no? ¿Acaso podríamos estar mejor?

Esta entrada va por nosotros, por todos aquellos a los que nos asusta dar un paso adelante, pero no dar un paso atrás.

Por mi y por todos mis compañeros.

De una que quería ser Blogger y no lo sabía.

Me estreno.

No sé muy bien qué me ha traído hasta aquí, de qué va esto, ni si mañana mismo me cansaré de él.

Pero es tiempo de lanzarse a la piscina. Tiempo de intentar que las cosas funcionen, de arriesgar para ganar, de que poder es querer.

Así que aquí teneis mi cajón desastre. Cursiladas varias, ñoñerías de las que pocos conocen.

Consideraos unos privilegiados.

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Aida