Si algo aprendi de la vida es que se cuenta despacio y se vive deprisa. Que lo mejor de las historias es como empiezan pero siempre nos quedamos con el recuerdo de como acaban . Si algo aprendí de la vida es que hay secretos que es mejor callar para siempre y otros que aun gritándolos a los cuatro vientos nunca te parecerá posible desprenderte de ellos. Si algo aprendí de la vida es que no tiene sentido si no te mojas en cada decisión que tomes. Si no sales a empaparte de todo lo que te propone. Porque si algo aprendi de la vida es que el truco de la felicidad está en dejar de contar como los días pasan, para que sean ellos los que tengan algo que contarte.
Si algo aprendí de la vida es que cobra sentido en el momento en que decides que lo haga. Y que ese momento está tan cerca como quieras verlo. Si algo aprendí de la vida es que superarse es el mejor de los desafíos. Que no hay nada comparado a la sensación de hacer todo eso que te dijeron que no conseguirías. Y que no conseguirlo solo te hace más fuerte. Si algo aprendí de la vida es que equivocarte es lo mejor que te puede pasar. Y que más vale tarde que nunca. Porque nunca es tarde si la dicha es buena.
Si algo aprendí de la vida es que cobra sentido cuando encuentras ese algo incoherente que te hace saltarte las normas. Navegar a la deriva. Y vivir. Con los ojos cerrados y los sueños abiertos. Para llorar de alegría y reír de tristeza. Porque para vivir hay que tirarse del precipicio y aprender que el cosquilleo de antes es la mejor sensación del mundo.
Si algo aprendí de la vida es que hay vicios inconfesables. Magníficos. Y despedidas eternas. Encuentros inevitables. Y recuerdos enlatados. Y no, no hablo del alcohol ni de las drogas. Aunque siempre he sabido que tu eras la peor de todas mis manías. Hablo de ti. Y de como el simple roce de tu piel con la mía podía provocar un tsunami en la otra punta del mundo. Al igual que el aleteo de una mariposa. Hablo de tu capacidad para darme lo mejor de ti en pequeñas dosis. Sin prisas pero sin pausas. Enganchándome de la mejor (o peor) manera posible.
Si algo aprendí de la vida es que cuando todo se volvió negro encontré a esas personas que me hicieron ponerle color a mis días. Y gracias. A vosotros. Y a mi. Por colorear el camino. Las mañanas. Y las noches más frías. Porque hay personas que tienen ese "no se que" que los hace ser magia. Y hay quien sabe ser magia aunque nunca llegue a saberlo.
Si algo aprendí de la vida es que todo llega en el momento indicado y que esperar algo con muchas ganas no va a hacer que ocurra. Pero que quedarse sentado tampoco es el camino. Si algo aprendí de la vida es que no te regale nada. Que si estamos aquí es para ganarse el puesto. Día a día. Como quien nunca falla. Y que la paciencia no es ni será mi mayor virtud, pero la vida me enseñó que es la clave de muchos éxitos.
Si algo aprendí de la vida es que le encontré sentido a todo cuando un desconocido me sonrió en el metro. Y cuando me tendiste la mano sin que nadie nos viera por debajo de la mesa. Me enseñaron que esconderse es tan mágico como único. Y que las mayores locuras se hacen sin que nadie lo sepa. Por eso las escapadas de madrugada siempre son un buen plan. Y si son contigo, las mejores.
Si algo aprendí de la vida es que hay personas que son casa y en cuyos brazos pudiera ocurrir un apocalipsis que estarías a salvo. Busca siempre a esas personas. Personas con complejo de imán que te provocan las mayores y más placenteras descargas del mundo. Personas que te hacen ser tú sin ninguna excusa, ni miedo y en total libertad. Si algo aprendí de la vida es que nunca quieras ser la primera opción de nadie. Ni la segunda. Y menos la tercera. Búscate siempre a alguien que no guarde opciones bajo la manga. Y que seas la única. Y te lo haga ver. Porque lo eres.
Si algo aprendí de la vida es que nunca se quiere igual. Ni parecido. Que las relaciones y las personas tienen su plan secreto aunque no lo sepamos. Y que al primer amor se le quiere mucho y al resto siempre se les quiere mejor. Si algo aprendí de la vida fue que para querer primero hay que saber quererse. Porque para jugar hay que saber perder. Y para amar hay que saber luchar. Y arriesgar. Arriésgate. Te.
Si algo aprendí de la vida es que lo mejor es vivirla. Arriesga. Pierde. Gana. Lucha. Llora. Y ríe. Grita. Cáete. Y levántate.
1546267 veces. Continúa. Aprende. Disfruta. Bebe. Ama. Vive.
Y lo mejor que aprendí de la vida es todo lo que me queda por aprender.