Te
diré que me sorprendiste el primer día en un vagón que congelaba el
tiempo. Que para engatusarme solo te hizo falta un café y que desde ese
día no me saben igual si no son contigo.
Voy a confesarte que te
creí mío durante más noches de las que te tuve y que al hablar de tí
sonreía sin quererlo. Que nunca te lo dije pero no necesitaba decirte
nada para saber que podía buscarte. Y lo mejor es que venías sin avisar.
A horas infumables.
Un día vas a volver y voy a abrazarte
por todas las veces que no nos dejamos. Y se que vas a sonreír. Y cuando
lo hagas le encontraré sentido a las noches que no estuvimos. Tararearé
nuestra canción hasta aborrecerla y te confesaré que tengo una libreta
con tu nombre y todos los planes que nos quedan por hacer. Te diré que
el siguiente es una cena de esas que acaban con el amanecer
despertándonos. Y que dudaremos si soñando podíamos llegar a mejorarlo.
Voy a contarte que me gustaba verte marchar tanto como a ti dejarme ir.
Pero que lo mejor era reencontrarnos. En el lugar más esperado y el
momento más torcido. Te diré que más de una noche al cerrar los ojos he
vuelto al lugar de donde no debería haber salido jamás. Y que solo
entonces me he sentido en casa. Te explicaré que mi sofá mantiene tu
olor aunque nadie lo sepa. Y que mi piel tiene la huella de tus manos y
hasta soy capaz de sentirla.
Un día voy a confesarte que
sabía que te marcharías. Siempre un poco antes que yo. Y te diré que me
resulto fácil al principio. Inevitable quizás. Pero que seguía contando
los días para volver. Volvernos a ver. Vernos. Reencontrarnos. Y quizás
ese día te cuente que te eché de menos. Que te busqué en mis días y no
te encontraba entre mis sábanas. Las noches eran más largas y un poco
más oscuras desde que te marchaste.
Quizás ese día te pida
que te quedes un rato más. Hasta que pase la tormenta. Y el vendaval.
Quizás ese día pueda confesarte todo lo que nunca te dije. O puede que
solo me limite a disfrutarnos. A bebernos en pequeños sorbos como quien
vive la vida. Y quizás vuelva a perderte. Y a ganarte cuando al destino
se le antoje. Pero si te contara todo, esta carta no tendría sentido.
Y
nuestro improbable se haría imposible para siempre.