jueves, 19 de noviembre de 2015

Yo no lloro, yo lluevo

Porque el frío me pone triste.

Porque hay días malos.

Últimamente más que buenos.

Porque tengo miedo de que no llegues nunca.


O porque si tengo un día así, puede que ellas no estén para sacarme.


Pero, sobre todo, porque hoy te echo de menos, igual que ayer, que antes de ayer, y que todos los días desde hace 2 meses y 4 días.


"Venga, vamos arriba: 

Coge aire, suelta lo que aprieta dentro y pa'lante."

domingo, 15 de noviembre de 2015

Por mi primero.



La conocéis. Se llama Macarena. 20 años, en unas horas serán 21. Melena rubia. Mofletes inflados. China cuando se ríe a carcajadas (y eso es casi siempre). Risueña. Loca. Divertida. Amiga. Utrerana de los pies a la cabeza. Y sevillana en otras ocasiones. Ahora italiana por los cuatro costados. Nadie mejor que ella sabe hacerte reír. Nadie mejor que ella te puede parar los pies. Y abrazarte. Cuando lo necesitas. Te mira y sabe que piensas. Duerme más que respira. Y no come carne. Por las mañanas es inaguantable y alguna que otra noche quisiera matarla.
No éramos nada antes de llegar a esta ciudad. Aunque no lo parezca. Pero teníamos en común historias y mucho futuro. Sabemos ya algo de las montañas rusas de la vida. Y aquí, aprendimos a sobrevivirnos juntas. Nosotras y otro melón que se nos unió en el camino. El que nos frena. Nos abandona y nos cuida. Es nuestro hermano mayor. El que nunca tuvimos. Y no sabe la falta que nos hace. No se lo decimos. O mejor dicho, no se lo digo nunca pero las cosas que no se dicen y se saben son las que más valor guardan.
Conocen mis manías mejor que muchos. Mi pasión por los libros, la poesía y la música que nadie escucha. Saben que hay días que para mí es mejor pasarlos haciendo fotos o escribiendo vivencias. De mí. De tí. De ellos. Y de nosotros. Me pidieron que escribiera sobre esto. Pero no podía. No era el momento. 
Y es que llegar a una ciudad totalmente desconocida. A un país completamente nuevo. Con personas que con solo estar aquí, sabes que serán inolvidables. La sensación de andar por una casa que no es la tuya. El olor de la comida que no te pertenece. El beso de buenas noches que ahora sabe diferente. Echar de menos lo que tienes. Que te sobre lo que te falta. Perder personas. Ganar momentos. Soltar miedos. Tirarlos por la borda. Romper los esquemas. Acelerar. Frenar. Derrapar. Escapar pero no huir. Construir una vida que no era tuya y ahora sí. Hacerla a tu antojo. Moldearla. Dibujarla. Montarla pieza a pieza. Beberte hasta los imposibles. Los yo nunca. Que aquí la cerveza se bebe de un trago. Y si lo haces de dos, a la próxima bebes doble. 
No estaba preparada para escribir sobre algo que no sabía si me pertenecía. Hasta que llegas. Te paras. Te bajas del tren y a tu alrededor te están esperando. Y son ellos. Los mismos que se montaron en él hace un par de meses. Los que te abrieron los brazos. Te dibujaron sonrisas y te ofrecieron cervezas. Te invitaron a una casa que ahora era suya pero que tampoco la sentían. Te prometieron vivir una aventura contigo y hacerlo hasta el final. Sin soltarte. Ni soltarnos. 
La verdad es que las promesas nunca fue lo mío. O no desde que aprendí que era mucho más fácil romperlas que cumplirlas. Pero hay momentos que las merecen. Y este es uno de ellos. Prometo vivir la aventura. Disfrutar cada sorbo. Despertarme con sonrisas y acostarme con carcajadas. Coleccionar vida. Y momentos. Prometo llamar hogar a mi nueva casa. Familia a todos vosotros. Prometo ser de aquí. Y de allí. No olvidar de donde vengo pero saber a donde voy. Prometo acabar lo que hemos empezado. Y prometo no defraudarme. Ni defraudaros. 
No sé si estaba preparada para escribir sobre esto. Probablemente no, y quizás nunca lo esté lo suficiente. A lo mejor no me entendéis ni lo haréis jamás. Pero preparada o no, mis manos se movían solas y mi cabeza iba más allá de la tinta que dejaba marca en un papel en blanco. Y ahora sé que está grabado. 
Por nosotros. 
A los que me conocen. A los que lo siguen haciendo. Y a los que algún día me conocerán. 

Va por vosotros. Y por mi primero.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Algún día sí



¿Alguna vez has vivido algo y has pensado que te gustaría que fuese así siempre?

Sí, como esos días que te despiertas sin despertador y te han preparado tu desayuno favorito. O cuando llegas a casa y descubres que alguien te ha estado esperando.
Y piensas que ojalá todos los días te despertaras así, con el olor de los churros con chocolate recién hechos o con la sorpresa que alguien te ha preparado. Pues algo parecido me pasa cuando te quedas dormida sobre mi pecho. Sin hacer nada. Inmóvil.


Te miro y estas ahí. Tan pequeña e inocente que no pareces real. Con los labios entrecerrados respirando profundamente. Acompasando tu respiración con la mía. Unidos. Tanto que nos confundo. Rozando tu mejilla con mi brazo. Erizando mi piel con el aliento que se escapa de tu boca. Agarrada a mi camiseta como si no quisieras que me vaya. Como si temieras verme marchar. Y lo sé. Tengo claro que es imposible. Que por más que me empeñe nuestra historia ya empezó siendo un final. E intentarlo significaría acabar con todo. Rompernos.


Pero quiero que te quedes. Que duermas todas las noches en mi pecho. 
Te voy a despertar despacito y a preparar los desayunos como te gustan. Me voy a hacer socio de tus manías y aprenderé a hacer el café como tu quieres. Adivinaré que te apetece según tu estado de ánimo. Voy a cocinarte tu plato favorito todos los días. Aunque yo lo odie. Y hasta podría acompañarte a ir de compras. 


Y eso no es mucho. Es más bien nada. Pero es toda la nada que tengo para darte. En cambio tú. 
Tu me das color. Me pintas la vida y yo te arrugo las sábanas. Me das amaneceres que no sabía que se podían regalar. Me guardas recuerdos en grandes cajas. Coleccionas sonrisas y dejas tu perfume en mi ropa. Me enloqueces cuando sin avisar te has marchado. O cuando llegas antes de tiempo y la cena aún no está lista. Me das vida. Y yo te doy ganas.



Y no sé si es suficiente. Posiblemente no. O algún día sí. Pero es todo lo que puedo ofrecerte. 
A cambio ya lo sabes. Duerme todas las noches en mi pecho. Despiértate con la marca de mis brazos en la cara. Cuenta mis lunares cuando no puedas dormir. O despiértame y nos contamos juntos. Háblame de sueños. De tus series, películas, canciones favoritas y te cuento un secreto. Te lo digo bajito para que no se entere nadie.

Hace tiempo que dejé de tener películas favoritas. Las cambié por tus sonrisas.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Déjate disfrutar y que te disfruten.



Espero que te enamores. 

Que lo hagas de esas personas con complejo de imán. Que te vuelvas completamente loca. Que pierdas el norte, el sur. Pierde hasta la razón. La poca cordura que aún nos queda. Pierde los estribos y apuesta con fuerza. Que te rompan en mil pedazos irreconstruibles y empieces el puzzle por las esquinas. De fuera a dentro. Y que merezca la pena. 


Espero que te tropieces. Una y otra vez con la misma piedra. 

Que la historia se repita todos los años y que aprendes a decir no. Y a decir basta. Que sepas frenar la tormenta y ahorrarnos el vendaval. Que le pidas a la noche que batalle con los días y a él, que se quede un rato más. Y que pase el día. La tarde. Y la vida.

Espero que hagas una locura. Y dos. Y cien. 

Que no escuches a la razón y hagas lo primero que se te pase por la cabeza. Que cojas el coche y me vengas a buscar. Que elijas el primer vuelo con destino a tusabesdonde. Que hoy te estoy esperando. Y no sé hasta cuando.




Espero que acabes con todas las copas del bar. 

Que te agarres de la mano de un desconocido y vuelvas a casa sin saber que horas son. Que vivas una de esa noches en que andas por andar, que bailas solo. Que te ríes por no llorar.


Espero que te ahoguen las lágrimas y te pierdas entre la gente. 

Que te acorralen contra la pared y la única salida esté cubierta. Que aprendas a nadar. Y a encontrar la salida. Que huyas. 

Espero que elijas siempre el camino largo. Y que lo disfrutes. Que te encuentres con esas personas que te hacen más amena la vida. Que te enganches fuerte. Que pierdas la cabeza más de una vez y olvides tu nombre. Invéntate uno. Que juegues a vivir una vida que no es la tuya. Al menos esta noche. 

 


Espero que busques ese algo que no te deje dormir y que no pares hasta conseguirlo. 
Que te cubras la espalda y te abras paso entre la bulla. Que no te escondas y aprendas a brillar en las oscuridad.


Espero que te sorprendan. Que te abracen por la espalda y reconstruyan todos esos pedazos que un día destrozaron. Que te hagan el amor y la guerra al mismo tiempo y te enseñen a vivir en cuatro paredes. Que vivas y sobrevivas.

Espero que descubras que no necesitas nada cuando lo tienes todo. Y que ese todo esta tan cerca como quieras verlo. 

Espero que dejes de perseguir la felicidad para que sea ella quien tenga que buscarte. Y que descubras en una de las muchas caídas que la felicidad te seguía a tí en todos los momentos que te empeñaste en conseguirla. 


Espero que te pilles un billete sin viaje de vuelta. Con destino al azar. Y compañía desconocida. Espero que te subas al tren y que disfrutes el viaje.


Que te merezca la risa. La alegría. Y la pena.