jueves, 28 de mayo de 2015

Continúame.

No me hables del mundo.
Háblame de ti. 

Cuéntame un cuento que nunca acaba. Acábalo. Y empiézalo de nuevo. Escribe nuestra historia y quémala. Para que nadie la sepa. Para que sea tan nuestra que solo el viento la oiga. Para que olvidemos que una vez fuimos. Y dos. Y cien. Repíteme que me odias. Tanto que duele. Y que de odiarme has pasado a eso que no se puede nombrar. Innombrable. O que no sabes como llamarlo. Llámalo X.

Sácame a bailar. Una canción nueva. Una que nunca haya escuchado. Escrita para mi. Y que me recuerde a ti. Como todo. Como tu perfume de Hugo Boss mezclado con el olor de tu ropa. Como esos cafés a horas infumables. Como cuando no importaba el mundo. Porque si. Sabemos lo que significa eso. Y demasiado bien.

Húyeme. Y no vengas a buscarme. Deja que sea yo quien te encuentre. Y escóndete. Tan bien que pasen semanas sin que sepa de ti. Meses. Años. Vuélveme loca. De remate. Por buscar en cada rincón de tu vida. De tu mundo inaudito. Húyeme tanto que crea que no llegaste a existir. Que parezca una pesadilla de esas que se cuela en mi todas las noches. De las que cuando acaban te parecen reales. Tanto que lo fue. Que lo fuimos.

Crúzate conmigo. Y mírame. Como se miran las piezas de coleccionista. Como un sueño de esos inalcanzables. Con esmero. Con ansia. Con ganas de tropezar en mis mejillas. Haciendo que nunca pasó lo inevitable. Y cuando te cruces, no olvides mirar como me voy. Para ver como me marcho. Porque siempre te gustó demasiado dejarme partir. Pero si nos encontramos no dejes que el tren se marche de nuevo. No hagas esperar al destino. Ni juegues con él que se cansa. Que la paciencia nunca fue mi mayor virtud. Y eso tú lo sabes bien.

Tropiézate. Conmigo. Haz que parezca real. Una casualidad de la que no se tiene duda. Ni cura para la enfermedad. Cuyo remedio se me antoja extraño. Tú. Mucho peor que la enfermedad. Recuérdame que la primera vez que te vi no supe quien eras. Y repite la historia. Quizás ahora sea el momento de cambiar el final.

O si lo prefieres.
Continuará.

martes, 26 de mayo de 2015

Wanted

De esto que te mueres de ganas de que ocurra algo, de salir del gris para vivir en el blanco. O incluso en el negro. Lo importante es salir del gris.

El gris es tristeza, aburrimiento, es morir.
El gris es ni fú ni fá.
Ni bien ni mal.
Estar por estar.





¿Alguien me saca de aquí?

lunes, 25 de mayo de 2015

Primos

Primeros amigos o los hermanos que elegimos.

Que bonito que la vida nos haya unido, que nos haya puesto en su sitio, y que nos permita compartir momentos como los de este fin de semana.

Siempre recordaré el directo de mi canción favorita cogida de la mano de una de ellas, o aquellos momentos en los que las lagrimas de dos ilusas dicen más de lo que pudieran decir las palabras, con películas o sin ellas.

Contigo, nosotras y ellos.

Llámenlo compenetración, consanguinidad o amor del bueno.

Todo me vale.

domingo, 17 de mayo de 2015

Atreverse a vivir


Vivimos en un mundo de estereotipos. Donde decir la verdad está sobrevalorado y hasta creemos en hacer buenas a las mentiras piadosas. Vivimos en un mundo en el que decir te quiero nos hace huir. Morir de miedo, y preferimos crear distancias. 
Vivimos en el mundo de las dudas infinitas. De dar mil y un rodeos a una historia que solo tiene un camino. Vivimos en un mundo donde rompimos la escala de grises y atinamos al blanco o negro. Y no hay más. 
Vivimos en el mundo donde los locos, soñadores, aventureros y arriesgados están mal vistos y, sin embargo, nos quedamos con quien nos promete una vida plena. Y no queremos eso. 

Queremos vivir cada día en una punta del mundo distinta. Despertarnos en los brazos que soñamos todas las noches. Queremos decir sí cuando sea sí y hacer que el no no parezca tan malo. Queremos soñar que se puede y querer que se pueda. Queremos que las historias se cumplan. Que los finales no existan y que cada día sea un nuevo comienzo. 


Quiero que me mires a los ojos. Que te guardes los miedos y te sientes a mi lado. Que cojamos un tren. El primero que salga. Sin destino. Y que me agarres fuerte. Más. Que no me dejes marchar ni cuando amanezca. Que me derritas y me cures. Con alcohol. Como se curan las heridas de verdad. Quiero que me construyas y me destroces. Y que lo hagas a diario. Que se me olvide tu nombre y estés ahí para recordármelo. Que no me importa el viaje, ni el tiempo, ni el lugar. Que solo son mis ganas y las tuyas por comernos el mundo y empezar por nosotros. 

Quiero que me enseñes que vivir es un deporte de riesgo. Y que arriesgues conmigo.  

miércoles, 13 de mayo de 2015

Despavorida

"Cuanto más conozco al amor más miedo me da."

Lo que hacemos cuando estamos enamorados.

De lo que somos capaces cuando ya no lo estamos.

Cuando lo buscas desesperadamente dejando atrás todo lo que tienes, o aquellos que no lo buscan y es el amor quien los encuentra.

Una mezcla de esperanza, pánico y tristeza.

O tal vez el miedo a encontrar lo que siempre ha estado ahí para nosotros.



He dicho.

lunes, 11 de mayo de 2015

Cero grados

Me planteo qué será más doloroso.

"Vivir sin haber vivido o morir viviendo"

A día de hoy me quedo con la segunda opción. Mañana tal vez me arrepienta.

Sí tengo clara una cosa, la zona de confort está sobrevalorada.

domingo, 3 de mayo de 2015

Desordenadamente desordenado

No es que no crea. Es que no quiero creer. 



Que cuando tu crees que vuelves. Yo ya he ido y he vuelto mil veces. Que se poco de la vida. Más bien nada. Pero que lo poco que se lo olvido tomando una copa. O dos. Y lo mucho que se es que quien algo quiere, algo le cuesta. Y por eso estamos aquí. En el mismo camino pero en dirección contraria. 

Y claro que creo en la casualidad/causalidad de haberte conocido. Y que creo en ti. A ratos pero lo hago. Hasta llegué a creer en un nosotros que me vendiste en las pocas pero intensas horas que fuimos uno solo. Y me emborraché de tus historias. Me bebí a sorbos los relatos de tu vida. Me zampé de golpe cada esquina de tu habitación. Y me aprendí el significado de tus miradas.

Y sí, tienes razón, no sabemos nada y creemos saberlo todo. Pero me han enseñado que hay ocasiones en las que vivir en la ignorancia te parece la mejor de las opciones y contigo jugar al despiste siempre me gustó demasiado. Por eso es que aun no me he marchado. Porque no fuimos, ni somos y quizás tampoco seremos nada. Pero por unas horas si que lo fuimos todo y quien sabe que pasaría si no abandonáramos la batalla. 

Así que ciérrame todas las puertas. Para que no vuelvas más. Pero no olvides dejarme abierta la ventana. Para que vuelva. Para verme volver. Queriendo o sin querer. A desordenarte. A romperte los tabiques de la milimétrica vida que te has construido. Para que vivas. Para que te bajes y aflojes el ritmo. Y cuando lo hagas me encuentres ahí. Como la casualidad/causalidad que siempre fui para ti. Porque encontrarnos ya era un reto que merecía la pena.

Así que, cuando te pregunten que sabes de la vida, del amor, de los miedos y de mi. Acuérdate que yo te se a ti de memoria.  

sábado, 2 de mayo de 2015

Las cosas claras y el chocolate espeso

Me gusta la gente que se quiere. Las personas que se anteponen a todo, ellas primeras y el mundo después. Me gustan las personas sinceras, esas que hablan antes de pensar y que la gran mayoría de veces se equivocan rotundamente. Me gustan los locos. De remate. Esos pocos que nos dejamos llevar por impulsos, sin miedos y con las ideas nada claras. 

Me gusta la gente que se ríe de todo y de todos, los que intentamos sacar la positividad incluso cuando no la hay. Los valientes. Me gustan esos que arriesgan al todo o nada, los que luchan por cumplir sus sueños y no descansan hasta que lo consiguen. Me gusta la gente que se equivoca una y mil veces, la que se levanta siempre con una sonrisa, con las ganas de continuar. 


Me gusta la gente feliz, la que no tiene miedo al que dirán. Las personas que viven su vida sin prejuicios. Los que se quieren tal y como son. Me gusta la gente que cree, aquellos que sueñan y cuyos sueños no les dejan dormir. Me gustan las personas que se ríen solas, a carcajadas y haciendo mucho ruido. 


Me gusta lo inusual, la gente que no suele gustar. Esos pocos que viven a contracorriente. Los que se dejan llevar. Los que disfrutan el momento. Los que te hacen reír. Me gustan las personas que andan, comen, viven y aman despacio. Los que disfrutan el camino y la compañía. Las personas que no necesitan ir de nada porque lo son todo. 


Me gustas tú. Las cosas claras. Y el chocolate, como bien dicen. Espeso, negro, blanco, con leche, por la mañana, por la tarde o por la noche.